Si bien la cuarentena no es la misma de aquel 20 de marzo y de a poco se habilitaron nuevas actividades, hay que continuar manteniendo los cuidados necesarios para evitar el contagio y la propagación del Covid-19.
En esta nueva normalidad, tener un encuentro social al aire libre o en un espacio cerrado con grupos reducidos, realizar una actividad deportiva, salir a un bar a tomar o comer algo, son situaciones cotidianas. Pero no hay que relajarse. El virus continúa circulando y contagiando.
En estos momentos, las autoridades sanitarias reconocen tres principales modos de contagio:
Las gotas que son expulsadas por los contagiados al hablar o toser y que pueden terminar en los ojos, boca o nariz de la otra persona.
Las superficies contaminadas también es otra de las causas, aunque es una de las menos probables.
La infección por aerosoles, es decir, cuando se respiran estas partículas infecciosas invisibles que exhala una persona contagiada y que se comportan como el humo al salir de su boca. Sin ventilación, quedan en suspensión y se condensan en un lugar a medida que pasa el tiempo.
Las reuniones en espacios interiores, las más peligrosas
El Covid se contagia por el aire, sobre todo en interiores. En este sentido es muy frecuente el contagio por aerosoles, es decir, por aquellas minúsculas partículas que exhala un enfermo y quedan suspendidas en el aire en ambientes cerrados. El mayor número de contagios se da en reuniones sociales, en encuentros con familiares y amigos. Independientemente de la distancia que mantengas, si pasan cuatro horas sin tapabocas, ni ventilación y hablando en voz alta, se contagiarán todos los presentes. Si bien el uso de tapabocas no evita los contagios si la exposición es muy prolongada en el tiempo, el peligro de infección se reduce cuando el grupo los usa, acorta la duración del encuentro a la mitad y ventila el ambiente.
Respirar, hablar y gritar contagian
Al comienzo de la pandemia, se afirmó que el principal vehículo de contagio eran las gotas que expulsamos al toser o estornudar. Sin embargo, ahora sabemos que gritar o cantar en un espacio cerrado, mal ventilado y por mucho tiempo también genera un alto riesgo de infección. Esto sucede porque al hablar a pleno pulmón se lanzan 50 veces más partículas cargadas de virus que cuando estamos en silencio. Estos aerosoles, si no se diluyen con ventilación, se concentran con el paso del tiempo, aumentando el riesgo de contagio. Estas partículas, que también liberamos al respirar o con tapabocas mal ajustados, pueden ser contagiosas a cinco metros de un enfermo y durante muchos minutos.
Es por todos estos motivos que debemos seguir extremando cuidados y atender al pie de la letra los consejos de los profesionales de la salud. Frenar el avance del Coronavirus es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.